En esta ocasión, queremos hablaros de un documento interesante que hemos encontrado en internet que nos narra de forma muy puntualizada el desarrollo psicoevolutivo de los niños en relación con la enseñanza del aprendizaje de
la música. Para más información, podeis entrar pinchando aquí.
En él nos cuenta, que el comportamiento de los niños ante el estímulo sonoro y ante el aprendizaje de la
música, está siendo abordado en estos últimos años por investigadores preocupados por
la educación musical. Gracias a estas investigaciones, tenemos constancia de que el
bebé, en función del medio musical que se le ofrezca, es capaz de dar diferentes
respuestas musicales en su primer año de vida A juicio de Zenatti (1991), la educación
puede tener una clara influencia en el desarrollo musical del niño. Desde la guardería y
la enseñanza preescolar hasta la adolescencia la influencia de un medio educativo
pobre o rico sobre el desarrollo es indudable. Por ello, es de gran importancia para el
desarrollo musical de los niños, que cuidemos de este medio.
De igual modo, deberemos tener presente que el oído empieza a funcionar desde
el 6º mes de vida prenatal y está estimulado por cualquier sonido con consecuencias
benéficas sobre el desarrollo de la inteligencia musical. Será primordial
que después del nacimiento del bebé procuremos provocar y estimular cualquier
iniciativa como son: gorgojeos, canturreos, vocalizaciones... Seleccionaremos,
asimismo mismo, fragmentos de música y cantaremos canciones apropiadas a los
diferentes momentos compartidos, logrando de este modo un intercambio musical y
afectivo importantísimo para su desarrollo personal.
Ya en la escuela, el propiciar experiencias sonoro-musicales es una necesidad
evidente, puesto que implica dar continuidad a su enriquecimiento perceptivo, creativo,
expresivo y comunicativo. Si además somos conscientes del placer que proporciona la
música a los niños en los primeros años de vida, la utilización de la misma de
forma sistemática y planificada en el curriculum de infantil, tiene una lógica y
necesaria presencia.
Para ayudar al docente en la formulación de objetivos, contenidos y evaluación
de la enseñanza musical, Swanwick (1991), a través del
análisis de las composiciones musicales de niños de 3 a 11 años, proponen un modelo
en espiral de desarrollo musical en el que se describen ocho modos evolutivos
comprometidos en el desarrollo musical (sensorial, manipulativo, personal, vernáculo,
especulativo, idiomático, simbólico y sistemático). Por su interés, y en función de la
etapa que nos ocupa, haremos una breve referencia a los cuatro primeros modos.
En el primer nivel, llamado “Sensorial”, se considera que el niño desde
alrededor de los tres años, está principalmente ocupado con materiales que percibe.
Reconoce y explora contrastes claros en los niveles de intensidad, altura, timbre
duración o textura y siente placer por el sonido en sí mismo.
Alrededor de los cuatro años cambia hacia un modelo “Manipulativo” en el que
identifica los sonidos vocales e instrumentales, tales como los tipos de instrumento,
tratando de controlar los sonidos para producir efectos o demostrar el placer de dominar
una actividad que puede llevar a cabo con ideas sugeridas por la estructura física de los
instrumentos.
De los cuatro a los nueve años, la etapa de imitación, el niño comunica,
interpreta y crea sonidos más expresivos. Primeramente lo hará de una forma personal y espontánea (modo “personal”), para pasar hacia los siete u ocho años a utilizar
expresiones musicales más estereotipadas, (modo “vernáculo”), analizando y
produciendo efectos expresivos, atendiendo al timbre, altura, duración, intensidad,
textura y silencio.
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